Hay un pequeño mundo que, semejando a la matrioska, se encuentra sumergido dentro del nuestro, dentro de la Tierra. Bañado por las orillas de la isla nipona, abre sus puertas de fantasía y de color la factoría de Studio Ghibli.
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Si por algo es conocido Japón, sobre todo en la corriente cultural de los últimos años, es por la ingente producción de dibujos animados, anime, normalmente expuestos en cómics o viñetas de temática diversa, manga. Esta corriente está bastante mal conceptuada, sobre todo en occidente, por su asimilación al máximo grado de freakismo.
No me considero consumidor de manga ni anime, pero reconozco una calidad sublime en muchos de sus dibujos e inteligentes trazos en el realismo de sus historias. Hoy pueden ser tildados de cuánto se quiera, pero honestamente pienso que la historia del arte contemporáneo juzgará como es debido a éste género popular, tan expandido en nuestros días.
Mi objetivo hoy, si es que tengo alguno, y del mismo modo que en aquella vieja entrada de Burton, es presentaros la espléndida obra que ha desarrollado Studio Ghibli, como claro ejemplo del anime, o siendo genéricos de la animación, más valioso.
Mientras la inmensa mayoría de los niños del mundo, huelga decir del desarrollado, disfrutaban con las creaciones del genio Walt Disney. En el imperio del Sol Naciente Hayao Miyazaki e Isao Takahata comenzaban a desarrollar su propia aventura dando vida a dibujos e historias.
Tras llevar a escena diecinueve filmes, y uno más cociéndose entre bambalinas, con el éxito de público y crítica y en posesión también de varios galardones, puede afirmarse que la acogida de la firma es extraordinaria. A ello debo añadir, un dato que desconocía pero que revela mi amiga Wikipedia, la inauguración en 2001 a las afueras de Tokio de un museo homónimo en su honor.
Son varios los títulos que he visto de esta casa y de los que podría entrar a hablaros, desde luego no los diecinueve... pero me parece innecesario. Hoy sigo pensando que aquél primero, el que me hechizó y movió a ver cualquier otro, la que considero una de las mejores películas de la historia del cine, tiene nombre y apellido y es El viaje de Chihiro (Spirited Away). La sensibilidad con que esta hecha esta obra es tan alta, que traspasa la piel y atonta el cerebro... Las personalidades de la niña Chihiro y su evolución con la pérdida de los padres... (el nudo es realmente el camino hacia su madurez), de la mezquina jefa de los baños Yubaba, de Sin Cara y su ternura tratando de complacer a la niña o de Haku... son de una autenticidad extraordinaria en el contexto surrealista en que se desenvuelve la trama.
Fotograma de la película El viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki, 2001
También puede jactarse de recibir el Oscar de la Academia a mejor película de animación o de ser la primera que, con este género, gana el Oso de Oro de Berlín. Las cifras en taquilla hablan por sí solas... pero, si me lo permitís, me parece secundario.
En verdad bloggeros está es una película sencillamente bonita.
Hay otros títulos francamente recomendables como El castillo ambulante que no puedo dejar de aconsejaros, en cualquier caso, la decisión es vuestra. Lo único que puedo y quiero hacer es entregaros este billete a un pequeño mundo que, semejando a la matrioska, se encuentra sumergido dentro del nuestro, dentro de la Tierra.
Han pasado casi dos años desde que escribí esta entrada y, a día de hoy en que he podido visualizar toda su filmografía, pienso que me quedé muy corto al no entrar a valorar grandes joyas como "Susurros del corazón" o "La tumba de las luciérnagas", seguramente resultara imperdonable para el amante de este gran cine.
ResponderEliminarUna obra variada, siempre marcada por el trazo uniforme de la sensibilidad y la sencillez, de la que, espero, se escribirá en la historia del cine con admiración y letra mayúscula.