by Jesús Morales Serrano... Con la tecnología de Blogger.
miércoles, 9 de noviembre de 2011

Palomitas de maíz

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   Hola amigos ¿Cómo va todo? Creo que hoy las dos palabras más repetidas en las millones de bocas del país son los nombres de los principales candidatos a vivir en la Moncloa cuatro añitos... una campaña electoral que satisface el apetito de los politófilos (si es que eso existe) aunque el resultado sea más que previsible. Por ese motivo y porque no quiero dar más cuartelillo a estos personajes, tan a menudo decepcionantes, hoy no redactaré ni una línea a hablar de política. 

   Últimamente bloggers no paro de tener sueños de lo más nítidos, y es muy raro en mí. Cuando era pequeño mi madre me preguntaba muchas mañanas con qué había soñado la noche y madrugada anteriores, y yo siempre le contestaba lo mismo "Nada. En blanco y negro" como forma de expresar mi frustrado intento de recordar un sueño, del que ni siquiera podía garantizar la existencia. 

   Es una verdad universal, científica y trascendental que todo lo que se puede ver no es, y desde luego, todo lo que es no se puede ver... Y no hay nada que lo desnude mejor que el mismo sueño. Quizás por este motivo o por mero cansancio, irse a la cama se ha ido convirtiendo para mí con los años en algo extraordinario... Cuando todo alrededor falla, ahí está la cama esperando, como siempre, como la chica perfecta en un baile, vestida con las mejores galas para darte un cálido abrazo.

    ¿No debería ser ésta la esencia de la vida? Seguramente sí, y seamos nosotros mismos los que la hagamos más y más difícil, ignorando la brevedad del tiempo en la Tierra... En fin, también podéis dejar de leer cuando escriba estas gilipolleces.

   Hace unas noches soñaba con un hombre viejo y drogado que me pedía una jeringuilla con la que inyectarse a su realidad... en el sueño estaba con unos amigos y les convencía para huir a otra estación madrileña en que eludir el color de la muerte y la tristeza que derramaban sus ojos. No, no es una perspectiva moral, y aunque la moralidad es algo que se viste de uno u otro color según el ojo que la estudia, yo lo siento e interpreto como un acto despreciable, de cobardía y miedo al contagio del mal ajeno. 

   Otra noche me sumergí en mi sueño con un obsequio de mis padres, era la bicicleta de paseo que les pedí para mi último cumpleaños y que ellos, probablemente en un ejercicio de coherencia, desoyeron y rehusaron. Sin embargo, no ha dejado de apetecerme mi bici de paseo, tanto es así, que la evoqué en lo que empezó en agrado y devino en pesadilla... primero me traían una que no me valía y después otra que no se podía reconocer como biciclo sino más bien como un patinete feo con mango... al final del sueño acababa enfadado y sin bicicletas. En este sueño no me muestro inmoral o antisocial, simplemente consumista... 

   El tercer sueño es tan extraño que no soy capaz de explicarlo con palabras. Era algo así como la llegada a mi vida de un huevo gigante del que debía aparecer un bebé humano, pero que finalmente se convertía en un pájaro... yo corría por la vieja casa de mi abuelo, pero ya no recuerdo la razón.

   Son curiosos los sueños en su juego con nuestro subconsciente, y aún mejor, pues es éste último el que los crea en un ejercicio de auténtica retroalimentación que nos da el placebo de ocho horas de surrealismo.

   El nombre de la entrada no tiene ningún sentido, como tantas cosas de la vida y también quizás como los sueños. Sencillamente me gusta el sabor de las palomitas de maíz, sobre todo cuando son dulces y de colores. 

   Disfrutad mucho de la semana y dormid bien. 



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